Entre los principales objetivos de los sistemas de protección contra incendios se encuentran:
Detectar lo antes posible un conato de incendio
Evitar la propagación del fuego de forma descontrolada
Minimizar los efectos de los gases tóxicos
Proteger la vida de las personas y asegurar su evacuación
Facilitar tanto el acceso como las labores de extinción de los bomberos
Proteger la estructura de la edificación evitando un desplome repentino
Lograr que la actividad del edificio afectado vuelva a la normalidad lo antes posible